Si absuelven a Mariana Gómez, ganamos todxs

Nota de opinión de Natalia Canova, nacida en Bahía Blanca en el año 1989. Bibliotecaria y Profesora de Literatura y Prácticas del Lenguaje. Escritora de poesía, prosa y notas para medios alternativos. Actualmente colabora con la Revista Furias.

Foto: Julieta Kutnowski

 

Una alumna el año pasado me contaba del bullying que sufría: no era cualquier bullying, era hostigamiento de tipo biodiante. Sus compañeros, mayoría varones, le decían que se iba a ir al infierno. Doce años tenía y ya se sabía bisexual. Doce años y lo decía y lo mostraba. El costo era alto: las voces acusatorias y la condena a una eternidad de sufrimiento. Ella decidió asumir ese costo igual. Porque le era urgente su visibilidad, el poder nombrarse, permitirse ser como se les permite ser a quienes cumplen la heteronorma.

Eso es lo que pasa con la visibilidad lésbica y bisexual. Tenés que pagar un costo. Sea como le pasó a Higui, que tuvo que matar a uno de los tipos que quiso violarla -y terminar en cana-, o sea como lo que sufrió Mariana Gómez, víctima del abuso de autoridad de la policía y la heteronorma judicial.

Mariana Gómez es esa piba que bajo la excusa de estar fumando en un lugar prohibido -cuando todo el mundo fumaba ahí-, fue detenida por un policía. La trató de pibe. Alegó que ella usó sus pechos como arma -ridículo, ¿no?-. Cuando fue a apelar no la escucharon: ni a ella ni a su esposa -que también sufrió la violencia policial- , ni  aceptaron tampoco otras pruebas que llevaron a la jueza.

Exigir que absuelvan a Mariana es por nosotrxs pero también por las generaciones por venir. Quiero que mi alumna pueda darse un beso con quien se le antoje sin sentir la mirada persecutoria. Que nadie llame a la cana porque está con una pareja mujer. Que no tenga que controlarse de darle la mano a su chica. Quiero que todxs puedan explorar su sexualidad y puedan tener sus demostraciones de afecto sin estar pendientes de que pueden caer presas. No quiero ir a escrachar otro lugar más porque echaron a dos pibas por ser tortas. Y me parece medio ridículo lo básico que es lo que estamos pidiendo.

Porque si podemos parar un proceso judicial se sienta un precedente. Si salimos a la calle y a las plazas y a los festivales culturales y decimos que esto está pasando y tiene que parar, no sólo ganan Mariana y Rocío, ganamos todxs. Toda disidencia. Si a Mariana no la absuelven se le da la razón a la heteronorma, al lesboodio, al vecinx que denuncia y al machito que pega, persigue y viola por no ser deseado.

Es por esto que se está formando una Comisión de Absolución para Mariana: tortas y amigxs disidentes se están juntando, pensando estrategias, armando una fecha a nivel nacional para desde todos lados decir basta. No podemos permitir que se sigan avasallando nuestros deseos. En Capital la cita fue el viernes pasado, pero la movida es federal y se va haciendo en distintos puntos del país. Como hicimos con Belén -presa por un aborto-, que la sacamos entre todas, y como sacamos a Higui de la cárcel copando todo con una consigna clave: Libertad para Higui.

Tenemos nuestros antecedentes de lucha y no vamos a permitir ningún ataque sin dar pelea.

Por nosotrxs, pero también por las pibas de doce años que llevan su pulsera del orgullo no porque les de miedo este infierno sino porque prefieren enfrentarlo.

Fuente: Revista Furias