Gómez y Basualdo, violencia policial y 23 años de impunidad judicial

Se cumple un nuevo aniversario de la desaparición de Héctor Gómez y Martín Basualdo, dos jóvenes del barrio La Floresta, víctimas de la violencia policial. Hoy hubo un acto en la Plaza Mansilla.

Foto: HIJOS Paraná

Tantas veces se ha contado la historia y, veintitrés años después, la respuesta sigue siendo la misma incertidumbre.

Aquella mañana del 16 de junio de 1994, Héctor Gómez y Martín Basualdo salieron del barrio La Floresta y nadie volvió a verlos. Se supo después que estuvieron en la sede del Instituto de Obra Social de la Provincia de Entre Ríos (Iosper), de donde retiraron leche en polvo para el hijo recién nacido de Héctor. De ahí irían a una entrevista de trabajo, pero no se pudo saber si llegaron.

Despreciados por la Policía y ninguneados por el juez, los familiares hicieron su propia investigación. Los datos que pudieron recolectar apuntan a que fueron secuestrados por personal policial. Los jóvenes habrían sido “levantados” en la calle, trasladados a la Comisaría Quinta y luego a una quinta que había alquilado la Policía, sobre la Ruta Nacional 18. Sin embargo, esto no se investigó ni se pudo comprobar. Lo cierto es que la investigación fue archivada sin que se llegara a juzgar a ningún responsable.

Han pasado veintitrés años y nada más se supo de ellos y veintitrés años después lo que persiste es la misma incertidumbre, son desaparecidos, víctimas de violencia institucional, de un abuso policial y una deuda de la democracia.

Hoy, a partir de las 10, se realizará una actividad en la Plaza Mansilla para recordar a los jóvenes desaparecidos. El acto está organizado por Centro de Actividades Juveniles “Mate Libre” de la Escuela Guadalupe, con la participación de estudiantes de distintos talleres de la institución y la presencia de Isabel Vergara, la madre de Basualdo.

Violencia policial

Martín Basualdo tenía 19 años y en los meses previos a su desaparición había sido detenido cinco veces. La última vez recibió una brutal golpiza que denunció ante la justicia. Se conocía del barrio con Héctor. Ambos vivían en La Floresta, a pocas cuadras de la Comisaría Quinta. Jugaba al fútbol desde la adolescencia, primero para ATM y después para Sportivo Urquiza. Ya más grande se sumó a la hinchada y era un activista del folclore dominguero ante cada partido. Eso incluía alguna trifulca y también el desfile permanente por la comisaría del barrio.

Isabel Vergara, la madre de Martín; y Oscar Gómez, el padre de Héctor, se presentaron ese mismo día en la comisaría del barrio, pero los policías les dijeron que debían esperar 48 horas antes de empezar a actuar.

El abogado José Iparraguirre, de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, presentó un recurso de habeas corpus, que fue rechazado por el juez Héctor Toloy, y luego también por la cámara a la que recurrió en apelación.

Entonces la familia hizo su propia investigación.

En esa reconstrucción, pudieron establecer que quedó prácticamente determinada la intervención policial en el hecho. Según el libro de registro de movimientos de los automóviles no identificables de la Policía, esa mañana partió un Ford Falcon de color azul oscuro en el que iban un chofer –cuyo nombre no se pudo determinar–, un agente de apellido Martínez y el oficial Claudio Mendieta, que prestaba servicios en la Comisaría Quinta hasta fue denunciado por Basualdo por apremios ilegales, por la golpiza sufrida tiempo antes.

Los jóvenes habrían sido “levantados” en la calle, trasladados a la sede policial y luego a la quinta que había alquilado la Policía.

La familia también recibió una información de sacerdotes de la Iglesia Cristo Peregrino que les contaron que Gómez y Basualdo habían sido asesinados por la Policía, pero que no podían revelar esa información porque había sido obtenida en bajo la condición de guardar el secreto de confesión.

Hace dos años, el ex policía Miguel Ángel Villaverde le contó al periodista Mauricio Antematten que sentía un gran peso en la conciencia por algo que dijo haber escuchado veinte años atrás, cuando aún estaba en funciones y que tenía que ver con la desaparición de Basualdo y Gómez. Fue una llamita de ilusión para los familiares. El hombre fue citado a declarar ante el juez Gustavo Maldonado, pero ahí dio marcha atrás, dijo que no recordaba la entrevista y tampoco haber hablado del caso.

Una madre que lucha

Isabel Vergara, la madre de Martín Basualdo, es un pilar fundamental en la lucha por la búsqueda de los dos jóvenes desaparecidos, como también lo fue en su momento el abogado Iparraguirre, quien impulsó la causa judicial.

“Yo era una mujer común, de familia, madre de seis hijos. Y un día tuve que salir a buscar un hijo desaparecido”, contó Isabel. “Muchas veces no puedo dormir, pensando qué habrá sido lo último que dijo mi hijo”, agregó.

La familia vive y sobrevive día a día desde la desaparición de Martín. “Mi vida fue de lucha, siempre, primero sola, después con el acompañamiento del doctor Iparraguirre y la gente de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre”, contó.

Ventitrés años después, el caso continúa impune, pero fue a partir de la desaparición de Gómez y Basualdo que se incluyó en la Constitución Nacional la figura del habeas corpus para casos de desaparición forzada.

Por Juan Cruz Varela / Fuente: El Diario